Siento un rumor de voces
que me acorrala en sombras,
un palpitar aunado junto
al recuerdo amargo de
tu nombre.
Una caricia cruel
que dejo de ser caricia,
hielos eternos
se instalaron en mi alma.
Y cual tempano perene
un extraño frio que penetra hondo,
acerada espina clavada en lo infinito,
mientras,
heladas rosas te esperan en el olvido.
Me hundire en el negro profundo
de la noche y me instalare
en el vacio, abismo de mi vida,
te encontrare al final,
calladamente.