hernan1951

 
registro: 20/04/2013
ya quisieran algunas manos acariciar como lo hacen tus palabras....!
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Mar calmo

 

Al ver que navegaba infructuosamente por el mar de las ilusiones,

Izó el velamen bajo la cálida puesta de sol.
Se detuvo y observó.
Observó con el corazón el camino inexorable de la luz a la sombra,
Era como si la naturaleza conociera el sentimiento de su alma
Y le acompañara en aquél momento de soledad silenciosa.

 

Las aves marinas retornaban a sus nidos a abrigar a sus polluelos
su tristeza revoloteaba aún ,

desconcertada en el cielo, sin rumbo.

No había nido al  cual entregar sus cansadas alas,
no había con quien compartir el plumaje abrigador de su vida,
de sus esperanzas e ilusiones
de sus sueños,
de sus alegrías y tristezas.

Era como un pez herido
acabado de escapar del señuelo del pescador furtivo
desconcertado y a merced de las olas
trataba de entender
el porqué del daño recibido
cuando en su inocente vida
nunca daño a nadie.

La fría brisa de la noche nocturna
anunció su presencia
bajo los plateados rayos de la tímida luna
que asomaba tímidamente en el firmamento

acompañando las estrellas.

Estrellas aquellas,
que alguna noche de tantas
fueron testigos silentes,
cómplices leales
de las aventuras navieras,
emprendidas sin plan alguno.

Noches aquellas,
en que ataviados solo de la aventura
y la pasión de sus corazones

izaron el velamen de la entrega
para navegar en el romance
de la incontrolable tormenta del amor
de las miradas,
De las caricias,

Del temblar de sus cuerpos

cubiertos únicamente con la verdad.

 Navegaron sin ruta

bajo el desnudo el cielo
desnudo y natural momento
imborrable para ambos.

Donde llegaron a conocer

por vez primera
el arribo a puerto seguro.

Desde lo más profundo de su ser

emanaron nuevas y primeras sensaciones
hasta hoy desconocidas.

Se cruzaron las miradas

luego de la húmeda tormenta,
rieron en silencio,
se abrazaron con dulzura.
Entregaron sus vidas,

es el tesoro escondido
en aquella isla desierta.

HCC/Marzo 2016