Desnudó sus pies
Añoraba sentir la fría pero reconfortante humedad de las pequeñas piedras a la
orilla de aquella playa que acompañó alborotados e inolvidables años mozos.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al primer contacto, los
primeros recuerdos invadieron su mente,
las imágenes llegaban una tras otra.
Hundió sus pies en aquellas piedras como queriendo ir más allá, necesitaba
sentir las vivencias pasadas. Muchas cosas buenas pasaron en su vida en aquella
época de cuerpos bronceados por el amigable sol que acompañaba sus aventuras
hasta retirarse calladamente en el horizonte marino dando paso a las primeras
horas nocturnas anunciadas con la brisa fría que obligaba a cubrirse.
Las pequeñas piedras, tibias ya por el calor del día o por
el fuego de los recuerdos emanaban un soporífero vapor que lo envolvía en el
tiempo.
El aroma del mar dejó paso al aroma de los cuerpos cálidos tendidos
despreocupadamente observando la marea al ritmo de sus corazones.
Era así el amor que se sentían, incansable, constante pero diverso, cada momento era
diferente como cada pequeña ola llegando a las orillas de la playa.
El incomparable sonido del arrastrar de las piedras por el mar al retirase las
olas de aquella orilla, de aquella playa, parecían murmurar las mismas palabras
de amor que en conjunto se decían cada día, cada noche, días y noches sin
medida de tiempos, para ellos no existían las horas, eran sus almas, sus
sentimientos, sus corazones quienes guiaban su andar en la vida.
Con paso seguro se dirigieron a la orilla esperando el momento indicado para sumergirse y dejarse llevar por la apacible marea asidos de mutua complacencia por la frescura del agua límpida y transparente como la verdad que compartían entre ellos, subieron a la embarcación de remos que los acompañaba silente en su travesía.
Los cuerpos brillaban tostados por el sol y el reflejo de sus miradas interminables, esas miradas que expresan solo lo que el corazón sabe escuchar.
Desnudaron sus deseos de compartir aquella inmensidad que les ofrecía el mar abierto y acercaron sus cuerpos acariciándose sin tocarse, amándose sin apuro, sintiendo el clamor del amor entrelazaron sus manos para decirle lo sabemos..!
La embarcación al vaivén de las olas acompañaba el ritmo de sus cuerpos unidos ya por la pasión y el puro desenfreno del éxtasis del momento inolvidable.
Ambos, eran uno solo ahora y así continuaron sin tiempos ni prisas, desnudos sus pies, desnudos sus cuerpos, desnudo el amor.
HCC/Nov 2017